Celaya, Seguridad Social y la buena gente
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Les cuento. Timing: Ayer, 30 de abril de 2023 (después de la Pandemia), me fui con Teyma hasta Bullas para ver a los chicos de Seguridad Social en directo, pero desgraciadamente cayó casi el diluvio universal y tuvo que suspenderse la actuación que se encuadraba dentro de las fiestas de San Marcos. Obviamente, acudí con ese corazón de fetichista empedernido que me acompaña toda la vida. Lucía una magnífica camiseta pirata de la banda con la leyenda "No es fácil ser Dios" y un montaje fotográfico que quería que me firmaran a modo de gran tesoro para traerlo hasta el pequeño Hall of Fame de mi hogar. Esas fotos con ellos las hicimos en Santomera hace casi 4 años, la última vez que nos cruzamos en el camino y que para ser más exacto corresponden al día 27 de septiembre de 2019 (antes de la Pandemia).
Desde que no vivo en Valencia, y resido en el Califato Independiente de la Vega Baja, siempre me resulta más especial, muchísimo más, volver a encontrarme con gente de mi mundo subterráneo que significa parte importante de mi existencia. Sé que muchos me entendéis y otros lo consideraréis una bobada. Por eso recurro a Celaya:
"Todo vale la pena.
Todo me arrebata y esto es lo terrible;
todo me apasiona y es, sin embargo, tonto;
todo debería parecerme nada,
mas las naderías son mi vida, mi todo".
Estoy muy agradecido a José Manuel, a Javi, a Jorge y a Víctor por ese trato tan cariñoso que nos brindáis y que yo siento sincero. Sois unos artistazos, pero por delante, unas bellísimas personas y buenos amigos. Así lo afirmo en público para que conste en acta a todos los efectos. Solo eché en falta a la Abuela (recupérate), pero tuve el placer de poder darle un fuerte abrazo al gran Michel Paberse Matao (cuídate que nos queda mucha guerra que dar).
Si dicen que cada uno recoge lo que ha sembrado en esta vida, puedo decir orgulloso que doy por bien empleado estos más de 35 años de profesión farandulera (mi padre se estará descojonando desde el cielo, vamos, por lo de "profesión"). Me siento muy feliz por lo que me ha dado y por las personas que he tenido la fortuna de conocer.
Y ya que he citado a Celaya, que mejor que terminar con él:
"Hablo de nosotros
(no sé si es un poema),
hablo de nosotros que no somos sencillos,
pero sí vulgares (como se comprende).
Hablo sin tristeza (y no porque esté alegre),
sin resentimiento (mi odio es de agua fría);
hablo de nosotros y alguien debe entenderme.
Hablo serenamente.
Necesito muy poco
(por ejemplo, mi tiempo);
necesito gastar dinero sin pensarlo,
besar dos o tres bocas (sin comprometerme).
Necesito lo justo (superfluo si calculo),
un delirio alegre (razonable en el fondo);
necesito lo poco que nadie quiere darme,
lo mucho que es un hombre.
Pero soy blando y tonto
(quién al fin no llora?);
soy de fango informe que dulcemente arrastra,
de tierra que a ti me une.
Soy de miseria pura (o de amor infinito),
soy de nada, del todo que al mirarte comprendo,
!oh pequeño, pequeño, pegajoso, tan tierno,
tan igual a mí!".
Besos y abrazos.
Doctor Divago en busca de la tierra prometida
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Doctor Divago
La tierra prometida (Bonavena Música, 2023)
Estos chicos, y perdonen el exabrupto para comenzar, tienen los cojones muy grandes, duros y pelados. Me he quedado a gusto, prosigamos. La trayectoria de Doctor Divago ha sido larga, atrevida y consecuente hasta alcanzar la tierra prometida. Una travesía, estoy seguro, nada sencilla, pero valiente y que ha servido para situarlos definitivamente en los estantes más honrosos del rock nacional.
Esta nueva entrega nos regala diez emocionantes canciones con el marchamo inconfundible de la banda. Todas ellas con la guinda de unas letras de inteligente poética, historias alucinantes, a veces abrumadoras, y ensoñaciones que reclaman tu complicidad desde el primero al último corte. No cabe la menor duda de que el Sr. Bertrán, sin ser más el más anciano de la tribu, ha sabido crecer, año tras año, cuidando con esmero su dilatada obra. Se siente que cree en lo que hace, en lo que nos ofrece y eso es algo que se agradece en estos tiempos de decadencia musical y autotunes de feria.
Llevo unas cuantas escuchas del disco antes de escribir esta pequeña reseña, así que lo que afirmo en estas líneas lo puedo mantener bajo palabra de honor ante cualquier juez. Lo he querido dejar reposar intencionadamente para comprobar si realmente se incrustaba en mis entrañas de manera natural. La absorción ha sido un éxito. Y sí, "La tierra prometida", es un trabajo meritorio, exquisito y bien coproducido por David Garzinsky y los propios Divago, rebozante de astutas melodías, guitarras distintivas, inconfundibles soplidos de armónica y una base rítmica que hace posible el milagro final: dejar de cargar con la cruz del sobadísimo culto, de los años de carretera y del místico sambenito de que su mayor mérito es la constancia. Y una mierda. Al final sólo quedan los buenos, y no las buenas intenciones, aquí tienes la prueba de ello.
Por cierto, cabe destacar que la única, y acertada, colaboración externa al combo la firma el ibérico César Pacheco con su sensacional órgano en "La tierra prometida" y la pequeña joya lisérgica "La gloria y los insultos", todo un lujo.
"La tierra prometida" te garantiza unos excelentes ratos de disfrute sonoro porque está lleno de canciones memorables que a buen seguro resistirán con gallardía el paso del tiempo.
La guardia pretoriana del Doctor Divago sigue siendo, como siempre, Antonio Chumillas "Chumi" (armónica), Asensio Ros "Wally" (batería), David Vie (guitarras), Edu Cerdà (bajo, coros y teclados) y Manolo Bertrán (voz y guitarras). Mi enhorabuena, queridos, están ustedes muy vivos.
Envejezcamos sin disimulo, pero bien.
Revólver regresan adictos a la euforia
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Dejemos las cosas muy claras antes de comenzar. Señor juez: Soy inocente. Y añado: No tengo la culpa de nada y mucho menos de que este tipo me siga emocionando con sus canciones casi 40 años después. Hace ya tiempo que no me pongo hasta el culo por lo que queda totalmente descartado que mi encantamiento por su obra sea debido a extraños estímulos externos alejados del más cabal raciocinio. Tampoco es que ahora tenga sangre de lagarto, oíga... aún soy un apasionado de la belleza y las cosas bien hechas, quizás, hoy más que ayer. Recuerden, queridos y queridas, que más sabe el diablo por viejo que...
Y pasión a borbotones es lo que da vida a este exquisito "Adictos a la euforia". De arriba, abajo, desde el corte número uno hasta ese regalo que cierra el disco a modo de delicioso huevo Kinder. Cierto, hasta para mí ha sido una grata sorpresa escuchar el clásico de Robert Palmer, "Johnny and Mary", en español y desde la óptica acertada de Carlos. Ni un solo pero, de hecho en la primera escucha me pilló a traición, no sabía ni que estaba, y pensé, ¡qué cojones, vaya guinda le ha puesto a la tarta! Sí señor, "Adictos a la euforia" es como subir al Tourmalet en los brazos de Indurain para coronarlo a lo grande, como los grandes. Y Carlos hace mucho tiempo que lo es.
Y aunque las hostias vayan a llegar igual, sigo afirmando que Carlos Goñi cada vez es mejor letrista y como compositor, musicalmente hablando, nunca defrauda. Rock, delicadeza y actitud es lo que vas a disfrutar en esta nueva entrega de Revólver. Un álbum que te envuelve con fascinación entre sus imaginarios surcos y avanza en un inevitable e inteligente in crescendo, canción tras canción, hasta el final.
Me niego a destacar a ninguna, me resulta complicado porque me gustan todas. Tanto la homónima que bautiza al conjunto, así como "El anillo de boda", "Esta guerra tuya y mía", "Beguine", "Al infierno sin papeles", "Desde que no estás aquí", "El otoño está al caer" y "Calor y tiempo" son perlas cultivadas con esmero por Carlos para cautivarte sin remisión una vez más. Y te sabe a poco. Aquí no hay desperdicio. Gracias.
Momentos estelares de la humanidad
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Curiosidades. Resulta que acabo de descubrir a un tal Stefan Zweig (perdonen mi ignorancia). Austríaco él, además de escritor, biógrafo y activista social. Pues bien, repasando su extensa obra veo que uno de sus libros se llama "Momentos estelares de la humanidad", lo que inevitablemente me ha traído a la cabeza el disco de Huevos Duros "Grandes éxitos de la humanidad". ¿¡Casualidades!? No he podido evitar esbozar una amplia sonrisa y dejar volar mi imaginación. ¿En aquella época, sin ser consciente, guiaría mi mano de manera automática Mr. Zweig? ¿Sería su espíritu quién manejaba mis actos? ¿Sinergia?
No sé. Lo único cierto es que fue un gran momento de inspiración y creatividad que surgió del cero más gigantesco, de la nada más absoluta, de la ingenuidad más perversa. Joder, está feo que lo diga, pero ese disco es una joya del underground nacional, un molotov amusical que incluye canciones visionarias como "No más drogas, más políticos", "Una parte de la piara", "El Sistema te quiere sano", "La hora de las brujas"... ¡guau! si parecen escritas hoy y dedicadas a la misma mugre.
Bueno, pues aquí lo tienes gratis para descargar. Máxima calidad sonora y con las gráficas al completo. Por algo llegamos a ser los reyes del Punk Melódico Doméstico IndustriaLSD. ¡Descubre por qué somos atemporales! Os dejo, tengo una sesión de güija.
España - Marruecos: Hice lo que pude
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Querido Luis Enrique:
Estoy triste y decepcionado. Ya, ya sé que solo es fútbol, pero no vengas tú a explicármelo justamente ahora. La verdad es que podías haber rectificado un poco y no repetir lo mismo hasta la saciedad. Quise creer en ti hasta el final (que no hasta la final), por España y por todos esos perversos mierdas que solo querían que fracasases a costa del perjuicio de nuestra selección, incluso para cerrarles el pico a todos esos estúpidos cuñados que solo tienen cultura de club (de su puto club), pero los hechos son los hechos... joder, Luis Enrique, métete la posesión por el culo y, por lo menos, obliga (como plan B) a que de cada 8 pases uno termine en banda para que este centre al área y a ver que pasa (hasta que sonara la flauta hubiese servido). A los moros (calma, lee la RAE), las 3 veces que centramos al área, se cagaron patas abajo y les cundió el pánico... pues nada, don erre que erre... pase y pase y pase y pase y ahora se la mandas a Unai para que nos ponga un rato los huevos de corbata... vale, se puede perder, eso lo acepto, pero no como gatitos acobardados en la copa de un árbol (realmente iba a escribir "como mariconas de playa").
Por lo demás, me alegro de que tengas más salidas que el metro, pero evita por una vez, por favor, coger la de la soberbia.
Estoy muy cabreado. Hice lo que pude.