Carlos Goñi regresa al futuro
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La pequeña-gran leyenda de Comité Cisne se remonta a mediados de los ochenta, cuando Carlos Goñi, junto a otros importantes músicos de la ciudad del Turia forjaban, sin saberlo, lo que con el paso de los años se convertiría en una banda de referencia en la historia del rock valenciano.
Sin llegar nunca a alcanzar el merecido reconocimiento a nivel nacional, este combo fue la propuesta musical más importante que recorrió los escenarios de la comunidad valenciana durante la época dorada de “la movida”. El paso del tiempo, que da y quita razones, así lo confirma. Su demoledor directo, al alcance de pocos de sus coetáneos, les llevó a tocar junto a Simple Minds en 1986 ante más de treinta mil personas en el Estadio del Levante, a conseguir con su LP “Beber el Viento” ser el mejor disco nacional en 1988 (galardón otorgado por el reputado programa Rock 3 de Radio 3 – RNE) y, paso a paso, dejar una huella imborrable entre los afortunados que llegaron a conocer su obra de primera mano. Luego, todo terminó; suele ocurrir.
Y, entonces, Carlos Goñi cogió las riendas de su futuro musical, lo bautizó como Revolver y nos regaló (lo sigue haciendo) algunas joyas, en forma de canciones, que ya son parte de la banda sonora de nuestras vidas.
Nuestro protagonista es un artista apasionado, un animal de escenario y, sobre todo, una persona inconformista con el acomodamiento en cualquiera de sus expresiones… y por eso realiza su particular regreso al futuro bajo el nombre de COMITÉ, simplemente Comité.
Y en ese viaje tan especial, rescata un antológico repertorio que injustamente estaba cogiendo polvo en los cajones del olvido. Carlos Goñi acepta un nuevo desafío, en COMITÉ no hay sitio para la nostalgia ni para el difunto remember, esta aventura solo mira hacia el frente y la conduce con energía, con convencimiento y sin espejo retrovisor.
Carlos nos presenta a COMITÉ en formato trío apisonadora (guitarra, bajo y batería), más eléctrico que nunca y con la única intención de divertirse sobre el escenario y que el público lo haga con él; compartiendo momentos y sensaciones que quizás no se vuelvan a repetir.
COMITÉ, con Carlos al frente, retoma los temas más memorables del repertorio de Comité Cisne y los vuelve a dibujar con otros trazos y sobre un papel de diferente textura. Todo un reto para él, una delicia para los conocedores de su pasado musical y una oportunidad única para que las nuevas generaciones descubran unas canciones que jamás han perdido su valor.
(Foto por Nacho Herrero)
Los Vicentes, molar o morir
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Vicente es el primer apellido que todos deberíamos lucir con orgullo en nuestro DNI. La banda liderada por el genuino Roberto El Gato Vicente se despacha bien a gusto en esta demoledora entrega sonora. Nuestro protagonista, de sobra conocido por méritos propios en el ambiente musical patrio, nos regala media hora de rock and roll a la vieja usanza y sin modernos aditivos diarreicos.
Molar o Morir es varonil, por eso le gusta a todos, a ellos y a ellas. Su sobredosis de escucha no produce efectos adversos ni secundarios. Dar saltos, bailar, mover los pies e incluso sentir espasmos incontrolados son síntomas totalmente normales y previsibles, no tienes por qué preocuparte. Molar o Morir se conserva perfectamente dentro de tu reproductor de Cd’s las 24 horas del día e incluso si ripeas sus canciones a mp3 notarás como tu PC mejora en velocidad. Molar o Morir está indicado para la sanación mental de babosos empedernidos, pedantes recalcitrantes y poperos en estado intermedio. Molar o Morir no es incompatible ni con el alcohol ni con el tabaco. Molar o Morir no necesita receta médica.
Si los Ramones fueron una familia feliz, Los Vicentes, doy fe, no le van a la zaga. Si los Clash y Motörhead reivindicaron su muerte o gloria, nuestros chicos prefieren molar o morir… yo también.
Molar o Morir no es para los tristes, tampoco para los periodistas o críticos musicales que prefieren desmenuzar la música como el que abre una lagartija por la barriga para explicarnos si hay influencias de fulanito o suena a menganito (como si el resto de los humanos fuéramos idiotas). Los Vicentes son personajes con el pedigrí suficientemente contrastado como para permitirse el lujo de ofrecerte rock and roll en pleno 2012 sin tener que estar descubriéndote la luna que ya ves todas las noches o reinventando géneros para que el locutor de turno tenga una nueva etiqueta en su diccionario particular.
Molar o Morir esconde joyitas como “La Edad de Oro” (seguro que sería canción de cabecera en mi cabina de Gasolinera), “Guárdame” (potencial single), “Soy molón” o la irreverente “Aquí se fuma” entre rescates como la remozada “Quiero ser dependienta de la calle Colón”, el imprescindible himno “V de Vicentes” o el homenaje a Farmacia de Guardia con su “Cazadora de cuero”. Molar o Morir es rock and roll de principio a fin cantado por El Gato con demasiado corazón que diría el bueno de Willy DeVille.
Molar o Morir es un trabajo con valores añadidos y que sería injusto dejar pasar desapercibidos… una preciosa presentación en digipack a cargo de Leviathan, músicos como Fede Ferocce Vicente, José Cuesta Vicente y Txoni Vicente, las colaboraciones de Javi Vela, Dioni Ortiz, Charly Glamour, Dani Rayos y el mismísimo José Manuel Casañ (Seguridad Social) que además de llevar a cabo la producción, participa en la composición de todas las canciones. Todo esto tamizado con maestría por Rafa Villalba y mezclado por el neoyorquino Mike Mariconda hace posible que cuando termines de oír este disco lo valores en justicia. Esto es rock and roll, esto es pasión y Roberto El Gato Vicente va sobrado de ambas virtudes, tan olvidadas como denostadas en los últimos tiempos.
Si has leído hasta aquí… molas. Lo que hay, es lo que ves; ahora ¡escúchalo!
Revólver y Argán
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Está claro, desde hace tiempo, que a Carlos Goñi se le ama o se le odia, pero como todos los grandes, no deja indiferente a nadie. Yo, desde 1979, ando con el primer grupo, contra viento y marea, haciendo oídos sordos a muchas gilipolleces que he tenido que escuchar y poniendo una venda a mis ojos para no leer estúpidos comentarios.
El que no conoce este mundo, no lo puede comprender, ni respetar y mucho menos valorar en su justa medida... me refiero al mundo del músico en general. El trabajo de Carlos Goñi, a lo largo de media vida, no deja de tener su mérito, le pese a quién le pese o te guste más o menos su propuesta artística. En un país de mediocres, de envidiosos y de gente siempre dispuesta a poner la zancadilla por el simple placer de verte con la nariz rota, es complicado mantener el equlibrio físico y ya no te digo nada del mental.
Y ahí está él, haciendo lo que le gusta, año tras año. Ha vivido en el agujero del underground, coronado las etapas de montaña más duras y disfrutado de periodos de calma chicha, en esas jornadas de llano kilométricas. Ha tocado gratis, también por cuatro pesetas e incluso sabe de cachés rutilantes. Todo un bagaje que le ha servido para graduarse en la Constancia, esa carrera que muchos hemos abandonado por diferentes cuestiones, unos por miedo al futuro, otros por desafiar al futuro y algunos por ser expulsados de clase.
Desde el primer single con Garage, pasando por Comité Cisne, hasta llegar a Revolver, no sé la de discos que habrá publicado (si lo sé, pero no voy a contarlos ahora), la de canciones escritas, la de escenarios pisados... emociones, alegrías y sinsabores de un corredor de fondo que aún no ha cruzado la meta.
Con sus grandezas y con sus miserias, como todos, aún me sigue poniendo la piel de gallina cuando veo un directo suyo, es verlo aparecer en escena y un nudo me cierra la garganta. Es un escalofrío cautivador anunciando que una vez más me lo voy a pasar bien, suceda lo que suceda. Es una extraña química que consigo con muy pocos artistas. Y el pasado 27 de mayo de 2011 no iba a ser diferente.
Teatro Principal de Valencia, un marco impresionante para comprobar el peso específico de la nueva propuesta de Carlos, (no sé si adecuado o no, pero, repito, impresionante). Lo primero que me llama la atención es el público presente, ya somos tres generaciones diferentes las que abarca Revolver, y aunque eso nos hace sentir más viejos a algunos, también nos hace sentirnos unos pequeños privilegiados, pues sabemos donde están las raíces de Argan y que Eldorado no existe, ni siquiera al final del mar.
Carlos luce impecable con un look sobrio, pero suficiente, como el montaje de escena. Me gusta. Y comienza el espectáculo. Arropado por su banda habitual (Cuco Pérez -acordeón-, Manuel Bagües -bajo- y Julián Nemesio -batería-), se respira una complicidad entre ellos que no tarda en propagarse por todo el recinto. Un ritual, que por habitual, no deja de ser especial. Al segundo tema, la gente ya ha dictado sentencia con el pulgar hacia arriba. El tapado de la noche es el percusionista argelino Noureddine Ennajraoui (si es otro nombre, corrijan), participa durante todo el show y él, en si mismo, es un show. Irradia una energía contagiosa, algo que va más allá de lo musical... transmite felicidad. También, la participación de Redouan Hamani en algunas de las canciones ayuda a hacer más creíble el aroma a incienso que flota en el ambiente.
El concierto está estructurado con una primera parte eléctrica (cosa que me alegra por el Teatro y por mí), la típica sentada acústica, dónde Carlos se atreve con el mandolute (aparte de explicar que es, lo toca) y vuelta a la electricidad, con los clásicos solos de guitarra, largos y enrabietados, que a mí, llámale debilidad, me entusiasman. Se perdonan hasta las idas de olla colectiva (pocas) que enmarañan el magnífico sonido que nos está sirviendo en todo momento Mat Sena desde los controles, en un local muy difícil de sonorizar cuando se trata de watios y rock and roll.
Dejando la noche de autos a un lado, recomiendo y reivindico este Argan. Un trabajo delicioso donde Carlos le da otra vuelta de tuerca a su propuesta musical, para no aburrirse ni aburrirnos y eso se agradece. Argan en muchos aspectos es osado y una apuesta diferente que evita repetir fórmulas anteriores y eso ya es un digno esfuerzo por parte de alguien que como Carlos tiene marchamo propio e inconfundible. Un disco que se deja oír de principio a fin, bien cocinado y en su punto de sal. No me sobra ninguna canción.
Casi tres horas que saben a poco. Es egoísmo, lo sé, pero creo que los allí presente hubiesemos aguantado otras tres más. No va más.
(Foto por Nacho Herrero)
Comunitat Rock Show
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Sé que hay peña que está al tanto y otra que no de mi nuevo proyecto Comunitat Rock Show, dedicado principalmente a la Comunicación y Promoción de todo tipo de eventos musicales (es evidente que el mundo del Facebook nos hace tener una vida virtual socialmente muy ajetreada y no nos permite estar en todos los frentes, es imposible estar en misa y repicando las campanas).
La idiosincrasia de esta aventura es totalmente abierta en lo profesional y en lo artístico. En Comunitat Rock Show no hay sitio para falsos eufemismos ni extremos con tintes talibanes. Con 50 años de edad y más de 30 en el mundo del espectáculo, he dejado muchos estúpidos prejuicios por el camino y me siento mucho mejor conmigo mismo. Ya no hay nada que demostrar. Gestos y hechos avalan una trayectoria profesional, para bien y para mal. Es difícil contentar a todo el mundo.
Hoy sólo quiero seguir intentando hacer las cosas con decoro, seriedad y a mi manera. Yo soy quién marca mi camino, siempre fue así... y no ha sido sencillo, pero si hermoso.
Te estaría muy agradecido si pierdes un segundo de tu tiempo y visitas Comunitat Rock Show en Facebook (www.facebook.com/Comunitat.Rock.Show). Es mi ilusión, sigo en el combate y sé que muchos de los que estáis leyendo estas líneas, me entendéis perfectamente. Sería un placer que con un simple click de ratón en el botón de ME GUSTA, contribuyeras a sentirme arropado en mi propuesta... gustos musicales al margen. Comunitat Rock Show no te pide comulgar con ruedas de molino, va más allá de tendencias, modas o poses forzadas. Es algo hecho con el corazón.
Salud y vida caracol.
Ganando por puntos
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El 18 de junio de 2007 celebré mi primer round como profesional en el ring de la supervivencia. Mi rival, implacable y marrullero, bien conocido en los cuadriláteros de todo el mundo como IAM, con un palmarés apabullante de victorias por KO en el primer asalto y que cuando lo ves cara a cara, ciertamente, impone... esa vez no pudo conmigo. Después de un intenso enfrentamiento, cuerpo a cuerpo, bien dirigido desde el rincón por mis excelentes preparadores, pude resistir su envite y, aunque salí magullado, me impuse por puntos. Un stent en la arteria puesto en el servicio de urgencias, varios días en la UCI y otros cuantos en la planta de cardiología sirvieron para continuar en el combate de la vida. Con el corazón menguado en una parte de manera irreversible, volví a casa con la única intención de reamueblar mi cabeza y seguir adelante. Lo pasé mal, muy mal, tanto en lo físico como en lo mental.
Dejé Madrid para regresar a Valencia, siempre me ha gustado la dieta mediterránea y me apetecía marcar otro tempo en mi estilo de trabajo. Lo he intentado desde que llegué, pero me resulta complicado. Cuando inicio o entro en algún proyecto, del tipo que sea, no sé calcular el derroche de pasión y lo doy todo... si no, no voy. No sé hacerlo de otra forma por mucho empeño que pongan mis preparadores en explicarme como debo comportarme, por mucho que me recuerden que mi motor ya sólo va con tres pistones.
18 de diciembre de 2010. Estoy eufórico y feliz. Me dispongo a preparar mis bártulos para ir a La Nau de Puerto de Sagunto, allí me espera trabajo, pero está todo controlado, sé que he hecho un respetable esfuerzo por cumplir con mi compromiso y nada va a fallar en el fin de gira que SKA-P comparte con mis queridos Benito Kamelas y la Orkesta Paraíso. Además, voy a ver a viejos buenos amigos. Mi gozo en un pozo, de repente veo una sombra a lo lejos, esa silueta me resulta familiar.
Sí, es él. IAM me ha encontrado y quiere seguir la pelea. Me golpea con saña en la misma parte del cuerpo que la primera vez, pero ahora conozco sus artimañas y no le doy opción, sin pensarlo una décima de segundo, doy un paso atrás y caigo en la UCI del Arnau de Vilanova. Con IAM hay que actuar con rapidez, de ella depende el grado de daño que te quedará donde Cupido lanza sus flechas e incluso que te puedas volver a levantar en la cuenta atrás. Mis dealers llevan batas blancas, me atiborran de pastillas y me perforan con vías intravenosas por donde inyectar todo tipo de sustancias. Fibrinólisis es el baile de actualidad. A mi alrededor todo comienza a ser surrealista, duermo mal y tengo sueños extraños. Unos vienen, otros se van y a unos cuantos se los llevan. Sin embargo, más que nunca, percibo el cariño de mis amigos y el amor de mi familia, es muy gratificante, soy un hombre con suerte. Pienso, joder, si apenas hace nada estaba tarareando el Rock and Roll Coagulado de Doctor Divago, poniendo un enlace al vídeo de Paciente A La Fuga de los Wire, disfrutando de la virtualidad de la amistad, de mi grupo en El Aaiún, reabriendo las puertas de Gasofa, viendo los conciertos de IV, Los Vicentes, Revolver, Mak, Morcillo, Mónaco e incluso alucinando con ese majestuoso y merecido "hasta luego" que, bajo la batuta de Miguel Angel Escorcia, se tributó al entrañable Pauly en la Durango.
Pasan los tres días que mandan los cánones, supongo, y me suben a la 6ª planta. Han conseguido estabilizarme. Recuerdo a los que se han ido, me acuerdo de todos vosotros. Me gusta. También, me vienen a la cabeza unas recientes palabras del rey: "los españoles debemos sentirnos muy orgullosos de nuestro sistema público de Sanidad"... no puedo evitar esbozar una sonrisa desganada pensando "aquí te querría ver yo, Borbón". Como plus, estoy en manos de la Pajín, es su Ministerio y ella recomendando genéricos en fastuosas campañas de promoción (sería más barato obligar al Doctor House de turno a que directamente los recete, digo yo), ahora ya es risa floja. Todo es de cara a la galería. Somos peleles en manos de indocumentados de todos los colores.
Llega Nochebuena (para mí hace tiempo que todas son buenas noches) y nos largan para casa, que para eso es Navidad. Si no tienes la cabeza pegada con esparadrapo al cuerpo, eres claro candidato a recibir el alta. Increíble ajetreo en los pasillos y como si de una evacuación por alarma nuclear se tratara, en pocas horas, medio hospital está despejado. O somos un país de cuentistas o hemos sanado casi todos por obra y gracia del Niño Jesús... o algo no cuadra.
Me visto con la misma ropa con la que llegué, me dan mis papeles y me suben a una ambulancia para volver a casa. El chófer es el mismo buen tipo que me trajo a tiempo para salvarme el cuello del malo IAM, me agradan estas casualidades. Si todo va bien, el próximo 13 de enero vuelvo a ingresar en el Gimnasio Arnau de Vilanova para hacer unos guantes al día siguiente en La Fe. Me dicen que allí hay excelentes sparrings que verán cómo me encuentro y el alcance real de la lesión que me ha producido IAM en este segundo asalto. Quieren evitar otro enfrentamiento con él, yo también.
Muchas gracias a todos los que me habéis visitado, llamado, escrito o posteado. Muchas gracias a todos los que habéis tenido un pensamiento positivo, por mínimo que fuera, para que ahora pueda estar junto a Teyma y Angel. Muchas gracias a todo el personal (amable, neutro o estúpido, en la viña del Señor, ya se sabe...) que me atendió en la 6ª planta del Arnau, comprendo perfectamente que no es fácil vuestro trabajo. No creo que yo lo hiciera mejor.
Y, por supuesto, ovación de gala para todos los turnos de la UCI del Arnau de Vilanova que estuvieron los días 18, 19 y 20 de diciembre de 2010 al pie del cañón. Agradecido les quedo, por mí y por mis compañeros de camas. Son Uds. maravillosos y de otra pasta, lo vi con mis propios ojos.
Besos y abrazos para todos.
Voy a descansar.
Llíria, ciudad de la Música, 25 de diciembre de 2010.